Bianca Grohmann, investigadora de la Universidad de Concordia, ha descubierto que el anclaje geográfico es un factor determinante en la evaluación cualitativa de los vinos, así como las características sensoriales, como el equilibrio o la acidez, por los enólogos canadienses. A la luz de los resultados de un estudio comparativo entre dos grupos de enólogos de áreas geográficas muy diferentes las valoraciones son totalmente distintas y esa situación también ocurre en el público en general.
Por tanto, esto deja patente que las impresiones de los enólogos pueden ser distintas, no sólo por los gustos sino por su influencia con la tradición y por el lugar donde viven. El gusto se define y se percibe de forma distinta en las dos regiones. En la de Montreal los enólogos encontraron más acidez, amargura, roble, especias, pimienta verde y sabores de plantas, equilibrio y defectos aromáticos (en particular el olor a corcho). Por otro lado, los especialistas del Valle de Okanagan dieron calificaciones de mayor calidad cuando distinguieron sabores más picantes, mientras que los expertos de Montreal prefirieron el equilibrio del vino.
“La sensibilización a las diferencias en el entrenamiento y la evaluación sensorial, y las preferencias resultantes entre los consumidores, es esencial para la comercialización de los vinos, en particular para orientar mejor su distribución y ventas directas”, concluye Grohmann.