Un aplauso para el Ayuntamiento de Aranda de Duero, que por fin reabre las puertas de la bodega municipal de Las Ánimas al público tras el complicado proceso de reforma y consolidación que se ha realizado. Merece la pena visitar las bodegas subterráneas de esta localidad burgalesa. Su red de galerías excavadas entre los siglos XII y XIII, a más de ocho metros del suelo, sirvieron para la guarda del vino y aún hoy siguen siendo utilizadas, aunque con un sentido más lúdico, porque muchas de ellas son utilizadas por peñas y grupos de amigos para sus encuentros.
Son más de 7 kilómetros horadados lo componen 135 bodegas y muchas de ellas se encuentran unidas entre sí, permitiendo la ventilación necesaria para su buena conservación. Dos de estas bodegas son propiedad del Ayuntamiento, pero también son visitables algunas privadas. Y si el visitante acude a Aranda en las fiestas patronales podrá bajara todas las que pertenecen a las peñas en la famosa ‘Talanquera’.
Bodegas subterráneas que permitieron hacer de zona un punto importante en la elaboración de vino en la zona Norte de España durante la Edad Media, dando lugar con el paso del tiempo a la unión de productores para la creación de la Denominación de Origen Ribera del Duero, a la que pertenecen nuestros vinos Admiración y Rivendel.