De un vino, no tiene por qué ser del denominado dulce, nos llegan sabores dulces a nuestra boca. Eso se debe al azúcar aporta la uva madura por una parte, y por otra debido al alcohol que ese azúcar produce.
La glucosa y la fructosa aparecen en el vino. Y de entre los alcoholes el que más presencia tiene es el etanol. Un alcohol que, aparte del dulzor, aporta estructura y contiene los aromas que nos llegan a nuestro olfato.
Tras el etanol tenemos la glicerina que se forma en el inicio de la fermentación y se revela con un dulzor muy suave. La suavidad y la redondez de los vinos se deben a esta sustancia.
En los aromas participa el 2-3 butilenglicol, otro alcohol que endulza de una manera mínima. Y aunque sin tener un origen microbiano, como sucede en las sustancias anteriores, el metanol se libera durante la fermentación y maceración, siendo más abundante en vinos tintos.