¿Sabes que la vid llora y que lo hace en primavera?
La llegada de la primavera lleva consigo la subida de las temperaturas, el aumento de las horas de luz y, por tanto, el inicio del ciclo vegetativo de las plantas. En la vid no es menos lo que ocurre y, una vez terminada la poda de invierno, por entre las “heridas” que hemos hecho a las cepas cortando algunas de sus ramas para conseguir reforzar a la planta, vemos salir los denominados “lloros”.
Se llaman así porque son como lágrimas que salen de la planta. Y no es por pena, sino un síntoma que nos indica que ese ciclo vegetativo se está iniciando. Con el calor de la tierra la savia asciende, saliendo por esos cortes. A partir de ahí surgirá la brotación para dar lugar más adelante a la salida de las primeras hojas tras el abultamiento de las yemas, la floración y la formación del nuevo fruto, nuestras deseadas uvas que bajo la mano experta se convertirán en buenos vinos.
A partir de ahora las miradas están puestas en el campo y en el cielo. Los viticultores temen que un sobreaumento de la temperatura pueda dar lugar a un adelanto de la brotación que se dañaría en las noches aún frías. Que la falta de lluvias afecte al crecimiento de las planta por falta de alimentación. Que esas lluvias no se conviertan en granizo y dañen el fruto… ¡un sinvivir!