Durante los pasados días llevamos a cabo el vaciado de las barricas que han cumplido el tiempo de crianza deseado, según el destino del vino a roble, crianza o autor, y hemos procedido a su lavado. En función de la edad de la barrica adecuamos la temperatura y el tiempo de lavado, siendo el objetivo la eliminación de residuos de materia colorante del proceso de sedimentación natural que tiene lugar mientras los vinos descansan en su interior, además de eliminar los depósitos de sales tartáricas adheridos a las paredes de las duelas en contacto con el vino, posibles focos de microorganismos perjudiciales para la calidad del vino.
El siguiente paso es el sulfitado de las mismas para inertizarlas, con la quema de una pajuela de azufre en el interior de las barricas vacías. La combustión de la pajuela produce dióxido de azufre que provoca una atmósfera inerte dentro de la barrica, eliminando la población microbiana existente en la madera.
Por último realizamos el llenado con el vino de la nueva añada, en este caso Rivendel Crianza 2019.
Un último dato. Cada año durante esta operación eliminamos las barricas de más de tres años y las sustituimos por otras más nuevas, renovando así el parque de barricas de nuestra bodega.