Una manera de hacer que la producción industrial sea más sostenible es reducir el desperdicio. Para reducir el desperdicio, los productos sobrantes pueden reciclarse para otro uso. Hasta ahora, ha habido ideas sobre cómo reutilizar las sobras de cerveza y tofu para aplicaciones útiles. Ahora, los científicos de la Universidad de Nebraska-Lincoln tienen una idea de cómo quitar los antioxidantes de las sobras de vino para usar en cosméticos, alimentos y productos farmacéuticos.
Las semillas, los tallos y las pieles forman alrededor de un cuarto de una uva y, por lo general, se desechan después de la producción del vino. En total, la industria del vino produce 14 millones de toneladas de orujo (la parte sobrante de las uvas) cada año. Cuando se colocan en vertederos, los pesticidas y fertilizantes pueden filtrarse en el medio ambiente, y el bajo pH del orujo puede hacer que el suelo se vuelva más ácido. Incluso puede contribuir a la propagación de enfermedades, ya que los materiales podridos pueden atraer a las moscas y las plagas.
Reutilizar el orujo podría ser una situación en la que todos salgan ganando, ya que produce más ganancias para los enólogos y minimiza la contaminación ambiental. El orujo de uva es una fuente rica de antioxidantes naturales como proantocianidinas, antocianinas y ácido elágico. Los antioxidantes se pueden unir a los radicales libres, que son subproductos tóxicos del metabolismo del oxígeno, por lo que no pueden unirse y dañar las células. El orujo es también una fuente de aceites de uva y fibras dietéticas para productos de salud. Algunas aplicaciones incluyen el uso de orujo como agente contra los patógenos transmitidos por los alimentos y como suplemento dietético para los cerdos.
Los antioxidantes hechos de orujo de uva podrían reemplazar al ácido etilendiaminotetraacético, que es un antioxidante artificial EDTA en alimentos, cosméticos y medicina. El motivo principal es satisfacer a los clientes que buscan ingredientes naturales en los productos.
Fuente: zmescience.com