Actualmente, el consumidor demanda cada día más información sobre lo que compra en el supermercado. Según un reciente estudio publicado este mes de abril en la revista Lancet, llevar una alimentación pobre en frutas y alta en grasas es una de las principales causas de mortalidad en el mundo. Somos lo que comemos y bebemos, por lo que la sociedad, más que nunca, desea conocer de una forma veraz lo que se lleva a la boca.
En el caso del vino, actualmente, disponemos de numerosos datos, cada vez más importantes, para afirmar que el consumo moderado de vino tiene unos efectos beneficiosos sobre la salud, principalmente sobre las enfermedades coronarias. A pesar de ello, en los últimos años, estos beneficios están en el corazón de un gran debate que está siendo seguido con mucho interés. Es importante comunicar todos estos estudios, unido a una información sobre la responsabilidad de su consumo.
En esta línea, prestigiosos científicos de todo el mundo se reunirán del 4 al 7 de mayo en Davis, California, para la celebrar el Congreso Internacional Wine and Health de 2019. En él, se abordarán temas relacionados con el vino, la salud y la longevidad. Además, los expertos intercambiarán experiencias científicas, información e ideas sobre los impactos del consumo de vino en la salud humana. Se espera que sus resultados supongan un antes y un después en la comunicación de los efectos saludables del vino en el mundo.
El Dr. R. Curt Ellison, Doctor en Medicina, profesor en la Universidad de Boston y miembro del Comité de Organización del Congreso Wine and Health 2019, señala que “es vital no confundir al público”. Ante la aparición de estudios que cuestionan los beneficios saludables del consumo moderado de vino puntualiza que “cuando se realiza un estudio sobre cómo influye el consumo de vino en la sociedad, hay que tener en cuenta la edad, el género, el patrón de consumo (si se toma o no con alimentos), así como la situación socioeconómica de los individuos, porque son factores muy importantes de cara a los resultados obtenidos”. Asimismo, afirma que “los estudios más recientes muestran que el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, diabetes o Alzheimer es significativamente menor entre los que consumen alcohol de manera moderada que entre los no bebedores y los abstemios. Además, este descenso del riesgo parece estar especialmente asociado al hecho de que los consumidores moderados de vino lo toman con las comidas”.