El informe del Observatorio Español del Mercado del Vino que se acaba de dar a conocer destaca algo importante, que los españoles consumimos más vinos con indicación geográfica. Es decir, vinos producidos y elaborados en una zona donde se utiliza uva procedente de dicho lugar.
Pero, ¿cuál es la diferencia de un vino con Denominación de Origen con otro que tenga Indicación Geográfica Protegida?
En los dos casos la calidad y características de los vinos se atribuyen a su origen geográfico, pero sólo cuando se habla de DO se asegura que todas las fases de producción se han realizado en la zona geográfica definida y que además cuenta con los factores humanos inherentes al área.
Si al menos el 85% de las uvas de un vino IGP tienen que proceder de la zona geográfica en cuestión, cuando estamos ante un vino con DO sabemos que ese porcentaje asciende al 100% de las uvas.
En resumen, cuando hablamos de un vino con DO puede ser que también pertenezca de forma simultánea a una IGP. Por el contrario, una bodega que pertenece a una IGP no siempre puede estar inscrita a una DO porque puede que no cumpla alguno de los requisitos.