El vino es frecuentemente utilizado en el arte y el Museo Thyssen-Bornemisza así nos lo descubre con el itinerario que ha ideado en su colección permanente. Un folleto que ve la luz gracias al trabajo conjunto del museo madrileño junto con el Ministerio de Agricultura y a la Fundación para la Cultura del Vino. En él se hace un recorrido por la colección permanente parándonos en aquellas obras, son un total de 19, que muestran el importante papel que desde un punto de vista religioso, cultural, social y económico ha jugado el vino en el devenir de la humanidad. Y es que, vehículo de sociabilidad y objeto de intercambio económico, estímulo de los sentidos y fuente de salud, el vino ha representado una importante fuente de inspiración artística.
Son cuadros realizados entre los siglos XVI y XX. El más antiguo corresponde al pintado por Lucas Cranach El Viejo, terminado en 1510, y nos muestra a la Virgen y el Niño con un racimo de uvas. Mucho se ha utilizado el vino como simbolismo religioso porque no en vano la Biblia se refiere a él en muchas ocasiones. Así en la ruta podemos encontrarnos con un anónimo veneciano de ‘La Última Cena’, y con otro alemán de Santa Isabel ofreciendo pan y vino.
Lot y sus hijas
Otros pasajes bíblicos, como el de Lot y sus hijas, se muestran en el Thyssen de la mano de Orazio Gentileschi en el siglo XVII. También historias de la mitología romana como la de Vertumno y Pomona (Caesar van Everdingen s. 18) o la de Baco y Ariadna (Sebastiano Rici s.17). Pero el vino también ha formado parte de la fiesta en la historia y de ello tratan un gran número de los cuadros que podemos ver si visitamos este recorrido, que cuenta como cuadros más recientes con el expresionista de Ernst Ludwing Kirchner (‘Cocina alpina’) y el cubista Juan Gris (‘Botella y frutero’).
Cocina alpina
Botella y frutero